Con la llegada de los días más cálidos, surge una nueva sensación de libertad. Sandalias de rafia con tacón de corcho, bolsos Gancini tejidos a mano y mocasines suaves para hombre se mueven en un paisaje que evoca el mar, compuesto por tiras de tela que ondean como olas. Un juego de ilusiones que rinde homenaje a las técnicas cinematográficas clásicas y al uso innovador que hacía Salvatore Ferragamo de los materiales cotidianos para ir más allá de los límites.

La dirección de Alice Rohrwacher traduce la artesanía en un lenguaje visual: un mundo donde convergen la textura, la ligereza y la imaginación. En esta escena, la innovación y el saber hacer artesanal ocupan el centro del escenario.

Maximilian Davis imaginó un entorno donde las propias técnicas de filmación forman parte del relato, reflejando el enfoque de Salvatore Ferragamo de transformar materiales comunes en herramientas de innovación creativa. Este concepto da forma a cada detalle, desde la composición visual hasta la naturaleza artesanal del decorado.