En la película, las creaciones de Ferragamo ocupan el centro de la escena. Rohrwacher levanta el telón sobre el arte detrás de las cámaras de la Edad Dorada del cine, trazando un paralelo entre las técnicas manuales de producción cinematográfica y el propio legado artesanal de la casa, símbolos de una elegancia atemporal.
Inspirada en la elegancia perdurable de las sirenas clásicas de la pantalla, Angelina Kendall es capturada en un momento de tranquila preparación antes de entrar al set: su rostro siendo empolvado, sus tacones Gancini pulidos, su bolso en la mano mientras el claquetazo suena y ella se dirige hacia el foco de la cámara. “Cuando miras en el archivo, los tacones son algunas de las creaciones más icónicas de Ferragamo,” explica Davis. “Así que queríamos presentarlos como parte de la creación de la estrella de cine: una manera juguetona, casi irónica, de presentar la elegancia.”